divendres, 28 d’octubre del 2011

La tormenta E-12 y líneas concretas para salir de la vulnerabilidad


La tormenta E-12...

Lo que parecía un invierno normal cambió radicalmente en octubre con la tormenta E-12, que si bien impactó directamente en Guatemala, permaneció sobre nuestro territorio del 11 al 19 de este mes, ocasionando 32 fallecidos, más de 50 mil evacuados, puentes colapsados, deslizamientos de tierra, ríos desbordados, inundaciones en el 85% (2,000 km2) de la costa del océano pacífico y un millón de personas afectadas.(...)

La historia de desastres en el país es abundante. Antes del desastre ocasionado por el huracán Ida en noviembre de 2009 (principalmente en el valle del Jiboa, donde fallecieron 200 personas), el país fue impactado por una sequía que dejó pérdidas estimadas en casi 30 millones de dólares y activó la ayuda del Programa Mundial de Alimentos. Luego, en enero de 2010, entró un frente frío que ocasionó daños menores. En marzo y abril de ese año, se desató una epidemia de dengue clásico y hemorrágico que dejó más de 1,700 casos. A ese historial se sumó la tormenta E-12, cuyos daños económicos estarán arriba de los 500 millones de dólares. Es de recalcar que los desastres de origen hidrometeorológico y los debidos a la contaminación ambiental han sido los más graves en la última década. Por ejemplo, la epidemia de dengue de 2003 dejó un saldo de 315 fallecidos y más de 50,000 personas afectadas.

 

... y algunas líneas concretas para salir de la vulnerabilidad

(...)Hay algunos temas que los salvadoreños tenemos que asumir y discutir en torno a nuestra realidad vulnerable, para poder llegar, cuanto antes, a verdaderos acuerdos de nación.

Seguimos deforestando el país a un ritmo superior al que repoblamos zonas vulnerables. Todavía se autoriza construir en zonas de ladera que contribuyen a que las correntadas de agua se vuelvan más violentas en su recorrido hacia el centro de zonas urbanas. La deforestación tiene que terminar y cierto tipo de construcciones de lujo en laderas cercanas a concentraciones humanas debe detenerse. Por otra parte, la pobreza obliga a muchos compatriotas a utilizar la leña en sus hogares y pequeños negocios. Es necesario apoyar desde el Estado alternativas de otras fuentes de energía sin dañar la economía de los pobres y contribuyendo a frenar el exceso de tala para leña.


Fuente: Notas informativas UCA (1 y 2)
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